¿QUE ES LA DEPRESIÓN?
La depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.
CAUSAS DE LA DEPRESION
Existen varios factores que pueden influir en su desarrollo, unos de maneras más directas que otros:
El Tabaco: la nicotina que contiene posee efectos negativos sobre el organismo, entre ellos suele afectar el funcionamiento de los neurotransmisores en el cerebro, produciendo un mayor nivel de dopamina y serotonina.
Problemas de tiroides: cuando la glándula tiroides no funciona bien y tienen fallos en la producción de hormonas tiroideas, como es el caso del hipotiroidismo, puede provocar depresión, ya que una de las funciones de estas hormonas es regular los niveles de serotonina.
Lugar de residencia: el lugar donde se vive puede estar relacionado a la salud emocional, así como el clima, personas con las que se convive, así como colores y aspecto del barrio. Por ejemplo, en las grandes ciudades suelen registrarse mayores cifras de depresión y suicidios en comparación que en pueblos en zonas rurales o cercanas a playas.
Insomnio: aparte de la fatiga, la irritabilidad y otra de las consecuencias de no dormir es la depresión, el cansancio generado al dormir poco genera vulnerabilidad y afecta a la toma de decisiones, algunos lo atribuyen a la falta de contacto con la naturaleza y el estrés originado por las grandes ciudades.
SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN
Entre los principales síntomas que se pueden manifestar se encuentran:
- Imposibilidad de sentir placer y disfrutar momentos gratificantes
- Pérdida de interés ante situaciones, cosas y personas
- Vulnerabilidad al estrés, resultando todo muy complicado
- Empeoramiento progresivo del humor durante el día
- Sentimiento de culpa sin sentido alguno
- Pensamientos pesimistas y suicidas
- Ansiedad e irritabilidad
- Reducción de la tolerancia al dolor
- Alteración de los ciclos de sueño, causando déficit de descanso
- Cambios somáticos como fatiga, cambios en el apetito, variaciones de peso, disfunción sexual y problemas de estómago
- Empeoramiento de la función cognitiva en un 94% de los casos, tales como: planificación, toma de decisiones, concentración, organización, memoria reciente y a largo plazo, agudeza mental, velocidad del pensamiento y el juicio
- La bradipsiquia, lentitud psíquica de pensamiento y mental, y la bradilalia, lentitud en el ritmo y fluidez del habla
- Baja actividad física
- Disminución de la calidad de vida al verse afectada la funcionalidad del individuo para llevar a cabo actividades de su vida cotidiana, afectando sus relaciones sociales, familiares, trabajo, estudio y rutina doméstica
ANTIDEPRESIVOS TRICITLICOS
Los antidepresivos tricíclicos (ADT) son fármacos de gran utilidad y de prescripción aún frecuente en diversas situaciones clínicas, a pesar de la aparición de otros grupos de antidepresivos, como son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y/o de noradrenalina. No obstante, los ADT deben administrarse con cautela debido a que poseen un estrecho margen terapéutico y es posible que mantengamos a un paciente en situación de infra o supradosificación de forma involuntaria. En la actualidad, aún existe controversia sobre la necesidad de efectuar una monitorización de las concentraciones plasmáticas de ADT de forma sistematizada.
Las voces críticas consideran que no existe una relación evidente entre la respuesta clínica y la concentración plasmática del fármaco1, infravalorando la gran variabilidad farmacodinámica interindividual, capaz de producir un impacto significativo en la respuesta clínica2. Sin embargo, los resultados de las técnicas de laboratorio confirman que los ADT poseen una estrecha ventana terapéutica y ponen de manifiesto que existe una variabilidad interindividual en la concentración plasmática que depende de varios factores, como son la predisposición genética, la edad, la capacidad de biotransformación hepática, el aclaramiento renal, la presencia de cardiopatía o de otra comorbilidad médica y la interacción con otros fármacos o el alcohol.
Las voces críticas consideran que no existe una relación evidente entre la respuesta clínica y la concentración plasmática del fármaco1, infravalorando la gran variabilidad farmacodinámica interindividual, capaz de producir un impacto significativo en la respuesta clínica2. Sin embargo, los resultados de las técnicas de laboratorio confirman que los ADT poseen una estrecha ventana terapéutica y ponen de manifiesto que existe una variabilidad interindividual en la concentración plasmática que depende de varios factores, como son la predisposición genética, la edad, la capacidad de biotransformación hepática, el aclaramiento renal, la presencia de cardiopatía o de otra comorbilidad médica y la interacción con otros fármacos o el alcohol.